Hace unos días la sonda Philae se posó sobre el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. Vale, quizás no es otro mundo, sino algo más pequeño… o quizás no tan pequeño. Pero no deja de ser la primera vez que un ingenio fabricado por el hombre va más allá del astro que tenemos relativamente cerca (léase la Luna o Marte).
Philae, cabalgando a lomos de Rosetta, ha necesitado diez años para llegar hasta ahí, utilizando la fuerza gravitatoria de varios planetas. Ha tenido un aterrizaje (¿acometaje?) bastante accidentado con varios de los dispositivos que tenía preparados para anclarse al cometa sin funcionar, pero tras un primer rebote de casi cinco horas hemos tenido la suerte de que haya quedado finalmente posada gracias a la escasa gravedad del 67P.
Al haber quedado en una zona en donde la luz del Sol no llega fácilmente, sólo uno de sus tres paneles solares recibe luz y por lo tanto la sonda ha entrado en hibernación con la esperanza de poder encenderla de nuevo cuando haya cargado sus baterías lo suficiente. Pero aún así, le ha dado tiempo a hacer alguna foto además de enviar resultados de otras mediciones de sus instrumentos. Estas otras fotos tomadas desde la nave nodriza Rosetta que sigue orbitando el cometa son simplemente impresionantes.
Lo que más llama la atención de las mismas es lo parecido que este lugar a una montaña por la noche en la Tierra.
Se podría decir que si no te cuentan que esto son fotos de un pedrusco que se mueve por el espacio a 38 kilómetros por segundo y más de 4,5 millones de kilómetros de nuestro planeta, uno nunca se lo podía imaginar.
Tienes muchas más impresionantes imágenes como éstas en la cuenta de Flickr de la ESA.