Desde que tuvimos el primer caso de contagio de ébola en España, en la persona de Teresa Romero, parece que por fin nuestro país, y muchos otros, han cobrado conciencia de la importancia de atajar de una vez esta peligrosa enfermedad en su origen. Cerrar aeropuertos, como hace Rusia, me recuerda a la estrategia del primero de los Tres Cerditos para huir del lobo. Tan absurda como inútil. Si queremos proteger al mundo del ébola no debemos intentar que no nos contagien, que es imposible, sino tratar profesionalmente a los africanos que lo padecen. Llevar médicos y equipos y montar hospitales para lidiar con esta terrible epidemia en donde ahora se encuentra.
La ONU dice que esto se podría hacer con 1.000 millones de dólares. Una ridiculez si lo comparamos con el coste de controlar y tratar una epidemia de ébola en nuestros propios países y hospitales. Obama lleva tiempo predicando en el desierto y ya no intenta disimular. Dice claramente que hay que poner dinero no por los pobres africanos que mueren por el ébola, sino por la propia seguridad de los estadounidenses. Ahora que han tenido dos contagios en Texas y están controlando a todos los pasajeros de un avión, seguramente se hayan convencido.
Mientras tanto la mayoría de países, incluyendo los de la Unión Europea, ha mirado para otro lado, cruzando los dedos para que el lobo no llame a su puerta y esperando que Obama suelte la pasta y nos salve la papeleta. En un ejercicio de ceguera, egoísmo y cortoplacismo (nueva palabra del DRAE recién estrenado) que asusta.
¿Quién está entonces poniendo la pasta? Pues por ahora hay mucha comprometida pero poca entregada. EE.UU. (750 M$) y el Banco Mundial (400 M$) lideran la tabla. España ni sale en la tabla, lo cual hace suponer que su aportación no llega ni a los 12 millones. Incluso el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, ha puesto más: 25 millones. A las cuentas de la ONU sólo ha llegado algo más de 300 millones.
Mientras tanto se acumulan los muertos (más de 4.000) y la OMS advierte que si no hacemos nada en navidad la epidemia habrá escalado a 10.000 infectados a la semana, lo cual supone unos 5.000 muertos a la semana. ¿Habremos reaccionado antes? ¿Nos parecerá bien poner de una vez el dinero para solucionar el problema en su raíz? ¿Hará falta que haya un contagio en nuestra ciudad? ¿En nuestro barrio? ¿En el colegio de nuestro hijo? Porque hasta hace unos días había gente que decía que no había que repatriar a los misioneros españoles para tratarlos, como si ni tan siquiera eso fuera nuestro problema. Me gustaría saber si los que querían dejar morir a estos misioneros que luchaban contra el ébola son los mismos que se han indignado por sacrificar al perro de Teresa Romero.
Al menos tenemos sentido del humor y somos capaces de reírnos de nosotros mismos: Los 20 mejores memes y bromas sobre el ébola.
Imágenes: Business Insider, lainformacion