La imaginación de los emprendedores no parece tener fin. Villa Escudero (Quezon, Filipinas) es un resort a cuyos dueños se les ocurrió hacer una experiencia inmersiva (literalmente) de lo que significa comer en una cascada de agua. Todo empezó hace más de un siglo cuando el primer Escudero hizo en la zona una plantación de azúcar. Su hijo cambió el azúcar por el coco y construyó la primera central hidroeléctrica del país. En los años 80 fue abierto al turismo por su atractivo natural.

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Y la estrella del complejo es el restaurante, cuyas mesas de bambú han sido colocadas a escasos metros del salto de agua artificial. Los clientes disfrutan de los platos locales mientras se ponen chorreando con el agua que fluye por sus pies y salpica a todo su alrededor.

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El complejo ya incluye salas de conferencias, actividades deportivas, espectáctulos…

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Muchos de ellos se tumban tras la comida a descansar bajo la propia cascada, como si estuvieran en un Spa.

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El salto de agua es artificial pero el estupendo entorno lo convierte en una experiencia envidiable para los amantes de la naturaleza, que ha ganado 4 puntos en Trip Advisor.


 
Una idea original para atraer el turismo. Y una experiencia muy refrescante, ¿no crees?

Vía: Daily Mail

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