La carrera espacial es un proyecto fascinante cuyos momentos más estelares han producido asombro y admiración por todo el mundo. Pero claro, como todo proyecto humano, tiene sus luces y sus sombras. Lo que hoy os contamos hoy parece más propio de una mala comedia o un gag de dibujos animados pero, como siempre, la realidad supera a la ficción. Efectivamente, Argentina decidió no hace mucho retomar el desarrollo aerospacial con idea de colocar un satélite en órbita en 2015.
El pasado 26 de febrero hicieron una primera prueba en secreto con el primer prototipo de cohete Vex 1A. Los resultados han sido tan desastrosos que se han filtrado fotografías del momento. Imágenes que producen risa y sonrojo a la par. El cohete consiguió alzarse dos metros del suelo antes de desviarse, caerse y arder parcialmente…
No se trata de un proyecto de ciencias del colegio. Hablamos de un cohete real, desarrollado dentro del programa Tronador II, con un presupuesto de unos 2000 millones de pesos (250 millones de dólares). Está claro que desarrollar tecnología punta es caro y difícil, e incluso un fracaso tan estrepitoso como este puede tener sentido dentro de un plan a medio largo plazo que tenga sentido económico y estratégico para un país (no entraremos aquí a discutir si lo tiene o no para Argentina…).
Pero lo que termina de asemejar este episodio a una película de Groucho Marx son las declaraciones del gobierno argentino sobre este asunto. Ellos, satisfechos porque el cohete sólo ardió sin llegar a estallar, calificaron la prueba como «exitosa y positiva porque el cohete se elevó». Aunque, claro, teniendo en cuenta que el cohete mide quince metros, subir dos metros es más un salto que un vuelo…
No quiero pensar qué hubieran dicho a la prensa si el cohete llega a subir hasta los 10 metros y se hubiera estrellado sin arder… Lo de Neil Armstrong hubiera quedado reducido a un paseo por el parque en comparación.
Vía: Clarín | Imagen: iwastesomuchtime