Siendo yo pequeño estudié en el colegio los experimentos de Miller. Recuerdo el asombro infantil que me produjo saber que este jovencísimo científico había conseguido, allá por 1953, sintetizar sustancias orgánicas que son las precursoras de la vida en la tierra (y probablemente en otros lugares del universo), incluyendo algunos aminoácidos y proteínas.
Stanley Miller lo había conseguido aplicando descargas eléctricas de 60.000V a una mezcla que simulaba la atmósfera primitiva de la tierra, lo cual me evocaba irremisiblemente a Frankenstein, o más concretamente a El jovencito Frankenstein, una de mis comedias favoritas. También recuerdo con cariño que mi padre me explicó los detalles del experimento de memoria. Dado que en estos tiempos no recordamos casi nada sin Google (pronto os escribiré sobre esto) considero a mi padre una auténtica Abuelipedia.
Los resultados de sus experimentos, del que cumplimos ahora 60 años, demostraron el origen de la vida y fueron publicados en la revista Science, aunque no llegaron a valerle el Premio Nobel. En todo caso no estuvo nada mal para un estudiante de pregrado de la Universidad de California de tan solo 23 años
Podéis leer los detalles del experimento en este excelente artículo de Carlos Briones en Naukas