Aunque para los profanos pueda parecer difícil de creer, una cámara de fotos, en su esencia básica, no es más que una caja con un orificio por el que entra la luz. Se puede hacer con una habituación entera, o se puede hacer con una caja de galletas. La imagen se proyecta en la pared contraria al lugar en donde está el orificio, y en función de lo bien hecho que esté, la imagen será más o menos nítida. El resto, son sólo sistemas de captura de esa imagen, como un papel fotográfico con haluros de plata sensible a la luz que da sobre él, un negativo con la misma función, o un sensor electrónico en el caso de una cámara digital. En este caso que os mostramos hoy, esa caja no tiene un sólo orificio, sino muchos, hechos con pajitas como las que utilizamos para beber refrescos. La luz entra por ahí, y al otro lado un papel fotográfico registra la luz que incide, durante un largo período de tiempo. Es un tipo de cámara estenopeica que tiene este aspecto, y da este tipo de resultados tan curiosos en sus fotos.
En este caso la cámara está hecha con 32.000 pajitas colocadas en una caja de forma hexagonal.
Las fotos que puede hacer algo así, son realmente espectaculares, y totalmente artesanales.
Vía: Petapixel.