Cada verano, desde que somos niños, se nos dice siempre que no es bueno meternos al Mar o piscina después de comer, que nos puede dar un corte de digestión.
La verdad es que sí, un cambio brusco de temperatura puede hacer que tengamos dificultades para respirar por una serie de razones, y también puede provocar que perdamos el conocimiento brevemente, algo que de ocurrir en el agua, puede ser efectivamente peligroso. Pero es sólo eso – en realidad, no hay ningún problema en meterse al agua mientras hacemos la digestión, siempre y cuando se tomen una serie de precauciones que evitan ese cambio brusco de temperatura que se puede dar, en el calor del verano, al tirarnos a una piscina o meternos corriendo al Mar. No es necesario esperar dos horas a terminar la digestión… simplemente es necesario no ser bruto
Adecua tu cuerpo al cambio de temperatura
Utiliza la ducha para mojarte las muñecas, la nuca, la cabeza, un poco la espalda… poco a poco. Dos o tres minutos mojándote antes con algo de agua a temperatura ambiente acostumbrará tu cuerpo al cambio de temperatura que se avecina y no supondrá ningún shock.
No todas las playas o piscinas son iguales a cualquier hora
El sentido común dicta que si estás en una playa española en pleno Agosto, no es recomendable estar al sol continuamente, porque además podrías quemarte. De la misma manera, no es recomendable entrar de golpe a la piscina o Mar, lo de tirarte al estilo bomba, además de poder ser peligroso, podría molestar a otras personas. Limita esas diversiones a los momentos en los que hay menos gente o al atarceder, temprano por la mañana, etc. El resto del día, entra normal, poco a poco, en el agua.
Además de la gente, hay que tener cuidado con la temperatura. No es lo mismo bañarse en la costa atlántica de Galicia que en las del Mediterráneo en Formentera. Si el agua tiene una temperatura de menos de 18 grados debes entrar poco a poco.