El formato de compresión de audio MP3 ha sido mítico por muchas razones. Si bien ha sido odiado por los más puristas del audio digital, la verdad es que en su nacimiento supuso una revolución porque conseguía reducir en diez veces el tamaño del fichero de una canción. Esto permitió poder enviarlo por las aún lentas conexiones a Internet que reinaban en la época, y gracias a eso, también hizo proliferar la música gratis, pirateada, en CDs que contenían más de 500 canciones en un sólo disco. La calidad del audio era más que suficiente para la inmensa mayoría de personas interesadas en ellos, y bueno, luego Napster y compañía hicieron el resto. La noticia es que el organismo que hasta ahora ha licenciado este formato de audio, The Fraunhofer Institute for Integrated Circuits, ha anunciado que deja de licenciarlo, simplemente porque otros formatos como el AAC (Advanced Audio Codec) han conseguido hacerlo mejor. Más calidad de audio, en menos espacio. Hoy en día es el utilizado por la mayoría de reproductores de música digital… Un poco más tarde de que el formato MP3 se popularizada, Apple llegó con el iPod, que utilizaba casi desde el principio ese (por entonces) nuevo formato AAC que al final se ha acabado imponiendo en la industria.
El MP3, así, irá desapareciendo poco a poco, pero muchos lo recordaremos como ese fichero que con sólo unos pocos megabytes de datos podía contener una canción completa en 1996. Era casi mágico, uno de esos momentos en la informática que uno descubre algo que no parecía posible realizar… pero que estaba ahí funcionando. Hacía falta un ordenador un poco potente para poder reproducirlo sin cortes, y aunque hoy hasta un reloj es capaz de reproducir MP3 sin problemas, hace 21 años aún no disponíamos de máquinas tan potentes e incluso el formato MP3 suponía un esfuerzo considerable para la mayoría de ordenadores. Que descanse en paz.