Una de las pesadillas más recurrentes de muchos probablemente sea la de caerse al agua en un lago helado, cuando el suelo no es lo suficientemente estable como para poder mantener nuestro peso. Lo hemos visto en infinidad de películas, series de TV, fotos… pero la verdad es que es difícil de imaginar el cambio térmico tan brutal que alguien puede sufrir si, inesperadamente, cae dentro del agua más helada que podamos imaginar. Incluso si fuera hace mucho frío, dentro del agua será probablemente mucho peor. En este vídeo, nos explican cómo salir por nosotros mismos de una situación así, asumiendo que nos hemos caído por un agujero relativamente pequeño y aún tenemos los brazos fuera del agua; el truco es, primero, no entrar en estado de shock por el cambio brusco de temperatura y comprender que se trata de algo temporal. Es difícil porque nuestro cuerpo se va a poner a cien en cuestión de seguidos, para poder contrarrestar ese cambio de temperatura, pero hay que calmarse y pensar que vamos a salir de ahí. Luego, movemos las piernas para poder moverlas por encima de la superficie y, una vez estemos más o menos tumbados sobre el borde del agujero, movernos lentamente, reptando, para poder salir de ahí poco a poco, pero siempre tumbado, nunca intentando caminar. Esto evita que pongamos todo nuestro peso en el mismo lugar y el hielo vuelva a ceder, algo que ocurrirá seguro porque el borde se ha debilitado debido a nuestra caída. Al tumbarnos, distribuimos el peso en una superficie mayor y por eso es más difícil que volvamos a caer al agua helada. Luego, una vez hayamos reptado hasta un lugar con hielo más grueso, buscamos alguna manera de calentarnos para evitar una hipotermia.