El que hasta hace unos meses fuera CEO de Microsoft (sustituido el pasado 4 de febrero por Satya Nadella) ha abandonado completamente su relación con el gigante tecnológico para dedicar todos sus esfuerzos a un nuevo proyecto: la dirección del equipo de baloncesto de la NBA Los Angeles Clippers.
Hace apenas una semana se confirmó la compra del club por parte de Ballmer, con un desembolso cercano a los 2.000 millones de dólares. Recordemos que la NBA obligó al anterior dueño del equipo, Donald Sterling, a vender la franquicia como castigo por unas declaraciones racistas grabadas por su amante.
Pero, cuestiones deportivas al margen, la duda de los aficionados (sobre todo los de los Clippers) era ver el comportamiento de Ballmer al frente del equipo. No tanto desde el punto de vista organizativo, sino en sus apariciones públicas. Los más veteranos seguro que recuerdan el sudoroso discurso de Ballmer en una conferencia para desarrolladores de Microsoft:
O la despedida de la compañía, llorando y con canción incluida (a partir del minuto 3):
Por fin llegó el día de la presentación de Steve como nuevo propietario de los Clippers y, como era de esperar, no defraudó:
Ahora lo realmente importante es ver cómo dirige el equipo. Si lo hace bien, seguro que los aficionados le perdonan todas estas excentricidades. Pero Ballmer no puede olvidar que un equipo no es como una compañía tecnológica y que aquí están en juego los sentimientos de los seguidores de la franquicia. Esperemos que no cometa los mismos errores de cálculo que en Microsoft…