La historia de Roger Frisch es de esas que ponen los pelos de punta; Mientras le operaban del cerebro, tocaba el violín en la mesa de operaciones. A pesar de tener un electrodo insertado hasta el fondo en su hipotálamo, continuó tocando el violín como si nada pasara, perfectamente consciente.

Esto ocurrió en la famosa clínica Mayo. Frisch sufre pequeños temblores que en una persona normal no serían un problema importante, pero que en su trabajo, músico, suponen un problema enorme. La inserción de electrodos en ciertas zonas del cerebro, colocados con muchísima precisión, permiten aliviar el proceso. La idea de tocar el violín durante la operación se sumó a un acelerómetro que permitió a los cirujanos saber si estaban introduciendo los electrodos en el lugar correcto. Si había temblores, había que rectificar.

Vía: IFLS.

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